
Ronda en los caminos del cuerpo
y en los laberintos de la mente,
esa pregunta.
Los candados del silencio
se han oxidado
y el silencio se ha vuelto más mudo que nunca.
Me aturde esta imposibilidad
de conmensurar
lo que se siente.
Me tranquiliza
esa otra posibilidad
de saber
que lo que se siente
es inconmensurable con palabras…